Cuando me estaba vistiendo para ir a entrenar veía desde mi ventana las ramas de los árboles moviéndose por el viento.
Era consciente de que el tiempo había cambiado, pero entonces no pude apreciar las dificultades que me encontraría más tarde.
Guantes, braga, gorro y los estiramientos habituales. Pongo el reloj en marcha y empiezo a correr.
Después de atravesar varias calles salgo por fin a campo abierto.
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